sábado, 29 de septiembre de 2007

Un cementerio copado

Una galería de arte y cultura


Espacios verdes, bailarines, músicos y una muchedumbre bajo el sol de una tarde de otoño. La frialdad de la muerte se encierra tras los muros de ladrillos de una necrópolis situada en un barrio de estilo francés. El Cementerio de La Recoleta es una galería de arte e historia.Fundado en 1882 en la antigua huerta de los monjes de la Recolección Franciscana, ocupa cuatro manzanas y cuenta con alrededor de 6000 sepulcros a perpetuidad. En 1946, fue declarado Monumento Histórico Nacional por su arquitectura y porque allí descansan personajes ilustres como Premios Nobel, deportistas, presidentes de la Nación y escritores. Es uno de los más importantes del mundo junto con el Staglieno en Génova y el Pére Lachaise en París.Las historias de amor, fantasmas y catalepsia transitan en sus estrechas calles internas. La más conocida es la de Rufina Cambaceres que sufrió un paro cardíaco al recibir como noticia que su madre era amante de su novio Hipólito Irigoyen. Omar López Mato, autor de Ciudad de Angeles, revela: “Después del veloz entierro, un familiar visitó su tumba y descubrió un leve desplazamiento del ataúd. La leyenda cuenta que cuando lo abrieron, encontraron golpes y rasguños, provocados, quizás, en su intento de escapar”. La versión de la catalepsia comenzó a correr en 1903. Una escultura de la joven abriendo la puerta de la tumba decora aún hoy la bóveda. Otra historia insólita es la de David Alleno, un guardia del cementerio. En 1919 se suicidó pero antes se ocupó de comprar su propia parcela y escultura. Se dice que su fantasma aún sigue vigilando las bóvedas.

xeneize_ricotero@hotmail.com

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